Dios quiere que crezcamos...
en semejanza a Cristo en todo.
Efesios 415a (Msg)
No estamos supuestos a permanecer como niños.
Efesios 414a (Ph)
Dios quiere que usted crezca.
La meta de su Padre celestial es que madure y que desarrolle las características de Jesucristo.
Desdichadamente, millones de cristianos envejecen pero nunca crecen. Están atascados
en una perpetua infancia espiritual, permaneciendo en pañales y en ropa infantil. La razón
es porque nunca se propusieron crecer.
El crecimiento espiritual no es automático. Requiere un compromiso deliberado. Tiene
que querer crecer, decidir crecer, hacer el esfuerzo de crecer y persistir en crecer. El discipulado –
el proceso de hacerse semejante a Cristo – siempre empieza con una decisión. Jesús nos llama
y nosotros respondemos: "'Ven y sé mi discípulo' Jesús le dijo. Y entonces Mateo se levantó y lo siguió."
1
Cuando los primeros discípulos decidieron seguir a Jesús, ellos no entendieron todas
las implicaciones de su decisión. Simplemente respondieron a la invitación de Jesús. Eso es
todo lo que necesita para comenzar: Decida hacerse un discípulo.
No hay nada que moldeará su vida más que los compromisos que haga. Sus compromisos
pueden desarrollarlo o destruirlo; pero de la manera que sea, lo definirán. Dígame a
qué está comprometido y le diré lo que será en veinte años. Nos convertimos en lo que nos
comprometemos.
Es cuando se llega a este punto de compromiso que a la mayoría de las personas se les
pierde el propósito de Dios para sus vidas. Muchos tienen miedo de hacer cualquier tipo de compromiso y sólo se van a la deriva en la vida. Otros se comprometen a medias a valores
que se oponen al cristianismo, sólo para acabar frustrados y en la mediocridad. Otros hacen
un compromiso total a metas mundanas tales como hacerse ricos o famosos y acaban desilusionados
y amargados. Cada escogencia tiene consecuencias eternas, y por tanto, más vale
que escoja sabiamente. Pedro advierte, "Ya que todo alrededor de nosotros se va a derretir ¡qué vidas
santas y piadosas deberíamos de estar viviendo!" 2
El papel de Dios y su papel. La semejanza a Cristo es el resultado de tomar decisiones
compatibles con Cristo y de depender de su Espíritu para que le ayude a realizar esas decisiones.
Una vez que decide tomar en serio hacerse semejante a Cristo, tiene que empezar a actuar
en nuevas maneras. Necesitará abandonar unas cuantas rutinas viejas, desarrollar unos
cuantos hábitos nuevos y cambiar intencionalmente su modo de pensar. Puede tener la seguridad
de que el Espíritu Santo le ayudará con estos cambios. La Biblia dice, "Continúen trabajando
en la salvación de ustedes con temor y temblor, porque Dios es el que produce dentro ustedes
tanto el querer como el actuar de acuerdo a su buen propósito." 3
Este versículo nos muestra las dos partes del crecimiento espiritual: "trabajando" y
"produce dentro". El "trabajando" es su responsabilidad y el "produce dentro" es el papel de
Dios. El crecimiento espiritual es un esfuerzo colaborativo entre usted y el Espíritu Santo. El
Espíritu Santo trabaja con nosotros, no sólo en nosotros.
Este versículo, escrito a creyentes, no es acerca de cómo obtener salvación sino de cómo
crecer. No dice "trabajen por" su salvación, porque no se le puede agregar nada a lo que
Jesús ya hizo. Cuando levanta pesas, está trabajando su cuerpo y lo hace para desarrollar su
cuerpo no para obtener un cuerpo.
Cuando arma un rompecabezas, lo está trabajando; y aunque ya tiene todas las piezas,
su meta es sólo ponerlas todas juntas. El agricultor "trabaja" la tierra, no para obtener tierra,
sino para desarrollar la que ya tiene. Dios le ha dado una nueva vida; ahora usted es responsable
de desarrollarla "con temor y con temblor." Esto significa ¡que tiene que tomar su crecimiento
espiritual en serio! Cuando las personas adoptan una actitud casual hacia su crecimiento
espiritual, demuestran que no entienden las implicaciones eternas (como lo vimos en
los capítulos 4 y 5).
Cambiando su autopiloto. Para cambiar su vida, tiene que cambiar su manera de pensar.
Detrás de todo lo que hace hay un pensamiento. Cada comportamiento es motivado por
una creencia, y cada acción es impulsada por una actitud. Dios reveló esto miles de años antes
que los psicólogos lo entendieran: "Ten cuidado cómo piensas; tu vida es moldeada por tus
pensamientos." 4
Imagínese que está manejando un bote de carreras en un lago con el autopiloto programado
a que vaya hacia el este. Si decide dar vuelta e irse hacia el oeste, hay dos maneras
posibles de cambiar la dirección del bote. Una es que agarre el timón y que físicamente lo force a que se dirija en dirección opuesta a donde el autopiloto estaba programado a ir. Por medio
de la pura fuerza de voluntad podría dominar el autopiloto, pero sentiría resistencia. Sus
brazos eventualmente se cansarían de estar tensos, soltaría el timón y el bote comenzaría instantáneamente
a dirigirse de nuevo hacia el este, tal y como fue originalmente programado.
Esto es lo que pasa cuando trata de cambiar su vida a fuerza de voluntad: usted dice,
"Voy a forzarme a comer menos... a hacer más ejercicios... a dejar de ser desorganizado e impuntual."
Sí, la fuerza de voluntad puede producir un cambio a corto plazo, pero esto crea
constante tensión interna porque no ha confrontado la raíz de la causa. El cambio no se siente
natural y entonces eventualmente se da por vencido, deja su dieta y deja de hacer ejercicios.
Rápidamente se regresa a sus viejos hábitos.
Hay una manera mejor y más fácil: cambie su autopiloto – su manera de pensar. La
Biblia dice, "Dejen que Dios los transforme en una persona nueva, al cambiar la manera en que piensan."
5 Su primer paso hacia el crecimiento personal es empezar a cambiar la manera en que
piensa. El cambio siempre empieza primero en su mente. La manera en que piensa determina
cómo se siente, y cómo se siente influye la manera en que actúa. Pablo dijo, "Tiene que haber una
renovación espiritual de los pensamientos y de las actitudes de ustedes." 6
Para ser como Cristo tiene que desarrollar la mente de Cristo. El Nuevo Testamento
llama este cambio mental arrepentimiento, que en griego literalmente significa "cambiar la
mente". Usted se arrepiente cada vez que cambia su manera de pensar porque adopta la manera
de pensar de Dios – acerca de usted mismo, del pecado, de Dios, de otras personas, de la
vida, de su futuro y de todo lo demás. Hace suyas la mentalidad y la perspectiva de Cristo.
Se nos manda a que pensemos de la misma manera que Cristo Jesús pensó. 7 Hay dos
partes para hacer esto. La primera parte de este cambio mental es dejar de pensar pensamientos
inmaduros, los cuales son egoístas y buscan sólo nuestro propio provecho. La Biblia dice,
"Dejen de pensar como niños. En cuanto al mal, sean como niños, pero en su pensar sean adultos." 8
Los niños son por naturaleza completamente egoístas. Piensan sólo en ellos mismos y en sus
necesidades. Son incapaces de dar; sólo pueden recibir. Esta es una manera de pensar inmadura.
Desgraciadamente, muchas personas nunca crecen más allá de esta manera de pensar.
La Biblia dice que el modo de pensar egoísta es la fuente del comportamiento pecaminoso:
"Los que viven para su carne pecaminosa sólo piensan en las cosas que su carne pecaminosa quiere." 9
La segunda parte para pensar como Jesús es empezar a pensar con madurez, lo cual es
concentrarse en otros, no en usted mismo. En su gran capítulo sobre el amor verdadero, Pablo
concluyó que pensar en otros es la marca de la madurez: "Cuando era niño, hablaba como
niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Cuando me hice adulto, dejé atrás las cosas de niños." 10
En la actualidad muchos asumen que la madurez espiritual se mide por la cantidad
que se sabe de información bíblica y de doctrina. Aunque el conocimiento es una medida, no
lo dice todo. La vida cristiana es mucho más que credos y convicciones; incluye la conducta y el carácter. Nuestros actos tienen que ser consistentes con nuestros credos, y nuestras creencias
tienen que ser respaldadas por un comportamiento semejante al de Cristo.
El cristianismo no es una religión o una filosofía sino una relación y un estilo de vida.
El centro de este estilo de vida es pensar en otros, tal como Jesús lo hizo, en lugar de pensar
sólo en nosotros mismos. La Biblia dice, "Deberíamos de pensar en el bien de otros y tratar de ayudarles,
haciendo lo que les complace. Incluso Cristo no trató de complacerse a sí mismo." 11
Pensar en otros es el corazón de lo que significa ser semejante a Cristo y la mejor evidencia
del crecimiento espiritual. Esta manera de pensar no es natural, es contracultural, es
rara y difícil. Dichosamente tenemos ayuda: "Dios nos ha dado su Espíritu. Por eso es que no pensamos
de la misma manera que la gente de este mundo piensa." 12 En los siguientes capítulos veremos
las herramientas que el Espíritu Santo usa para ayudarnos a crecer.
Día Veintitrés
Pensando En Mi Propósito
Un Punto Para Reflexionar: Nunca es demasiado tarde para empezar a crecer.
Un Versículo Para Recordar: "Dejen que Dios los transforme internamente mediante un cambio
completo de sus mentes. Entonces serán capaces de conocer la voluntad de Dios – lo que es bueno, lo
que le complace y lo que es perfecto." Romanos 122b (TEV)
Una Pregunta Para Considerar: ¿En qué área de mi vida necesito dejar de pensar a mi manera
y empezar a pensar como Dios piensa?
Notas
1. Mateo 9: 9 (NLT).
2. 2 Pedro 3:11 (NLT).
3. Filipenses 2: 12-13 (NIV).
4. Proverbios 4:23 (TEV).
5. Romanos 12: 2b (NLT).
6. Efesios 4: 23 (NLT).
7. Filipenses 2: 5 (CEV).
8. 1 Corintios 14:20 (NIV).
9. Romanos 8: 5 (NCV).
10. 1 Corintios 13: 11 (NIV).
11. Romanos 15: 2-3a (CEV).
12. 1 Corintios 2: 12a (CEV).
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