martes, 27 de marzo de 2012
Identifique las cosas que lo distraen de su propósito
“pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que ésta no llega a dar fruto” Marcos 4:19 NVI
Dios quiere que usted identifique los deseos de su corazón que lo apartan de la voluntad de Dios para su vida.
En estos días me ha tocado conocer a muchas personas que han perdido por completo su propósito. Lo interesante, es que a pesar de que se dan cuenta que es así, son incapaces de recibir en su corazón una palabra que los ayude a salir adelante. Por alguna razón, en sus mentes se han formado verdaderas redes de espinos que ahogan cualquier semilla de luz o esperanza.
En el evangelio de Marcos podemos leer: “pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que ésta no llega a dar fruto” (4:19 NVI)
Una cosa en común que pude ver en todos ellos es que su preocupación por saber que estaban fuera de su propósito les producía temor e inquietud, lo que a su vez, los hacia alejarse aun más. A esta combinación se le sumaban ideas falsas e irreales de como volver nuevamente al camino correcto. Esta mezcla de buenas intenciones y malos deseos solo los hacia cometer error tras error, empeorando las cosas y sus vidas.
Por experiencia sé que resulta difícil identificar los deseos del corazón que se interponen en la voluntad de Dios. Si por mucho tiempo hemos experimentado temores, preocupaciones e inquietudes es probable que ya estemos acostumbrados a vivir así. Es como cuando se ha estado por mucho tiempo oliendo algo desagradable o escuchando un ruido molesto, nuestro cerebro “desconecta” el sensor que advierte de la anomalía porque necesita seguir funcionado.
¿Cómo se puede identificar lo que nos aleja de nuestro propósito?
Una muy buena forma, es “sintonizarnos con Dios”. Nuestro padre tiene una forma de pensar y quiere que nosotros pensemos de la misma forma, en Filipenses 4:8 DHH “Por último, hermanos, piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo lo que merece alabanza”
Si pensamos como Dios piensa, veremos lo que Dios ve y actuaremos como Dios quiere que actuemos. Parece muy simple, pero es una de las cosas más difíciles de lograr para el cristiano promedio. La verdad es que llevamos más años pensando diferente de Dios que pensando como Dios quiere que pensemos. La forma de pensar del mundo, está moldeada por temores, preocupaciones e inquietudes, basta ver los noticieros unos minutos y respondernos la siguiente pregunta ¿esto que vi me trajo paz y buenos pensamientos?
Otra forma para identificar lo que nos aleja de nuestro propósito -y ésta es la que muchas veces no entendemos- es la del quebranto. ¿Quién no se ha arrepentido de haber hecho algo que estuvo mal?, sin duda todos los que han pasado por esa experiencia saben que en esos momentos lo material pierde todo valor para nosotros. Es como si en un instante hubiera solo una preocupación en nuestra mente y corazón. Ciertamente el dolor nos enfoca, nos libera de lo vacío, nos aliviana de lo innecesario, nos conecta con nuestro corazón. En la Biblia podemos ver como Dios prueba nuestros corazones. Proverbios 17:3 BLA “El crisol es para la plata y el horno para el oro, pero el Señor prueba los corazones”
Dios conoce nuestros pensamientos y los deseos de nuestro corazón, sabe incluso más de nosotros que nosotros mismos, es por ello que en su palabra nos advierte de lo traicionero que puede ser nuestro propio corazón para alcanzar nuestro mayor potencial.
Jeremías 17:9-10 DHH "Nada hay tan engañoso y perverso como el corazón humano. ¿Quién es capaz de comprenderlo? yo, el Señor, que investigo el corazón y conozco a fondo los sentimientos; que doy a cada cual lo que se merece, de acuerdo con sus acciones"
Ciertamente, el cambiar nuestra forma de pensar no será posible sino cambiamos la forma en que “alimentamos” nuestra mente. La Biblia llama a Jesús como el “Pan de Vida” y a la palabra de Dios como el “Agua Viva”. Ningún esfuerzo humano de cambio de mentalidad tendrá real éxito fuera del plan de Dios y ese solo lo encontraras en la Biblia.
Hable con su pastor de este tema.
¿Puede identificar en usted temor o inseguridad?
¿Es usted una persona que ante la incertidumbre, primero piensa lo peor?
¿Cuántas horas dedica a ver los noticiarios v/s la lectura de la Palabra de Dios?
Por Andrés Contardo N.
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