jueves, 20 de septiembre de 2012
lunes, 17 de septiembre de 2012
jueves, 13 de septiembre de 2012
Carta de Pedro de Valdivia al Rey de España
Asi describió al Rey de España lo que vió Pedro de Valdivia cuando llegó a Chile
“…y para que haga saber a los mercaderes y
gentes que se quisieren venir a avecindar, que vengan, porque esta tierra es
tal, que para poder vivir en ella y perpetuarse no la hay mejor en el mundo;
dígolo porque es muy llana, sanísima, de mucho contento; tiene cuatro meses de
invierno, no más, que en ellos, si no es cuando hace cuarto la luna, que llueve
un día o dos, todos los demás hacen tan lindos soles, que no hay para qué
llegarse al fuego. El verano es tan templado y corren tan deleitosos aires, que
todo el día se puede el hombre andar al sol, que no le es importuno. Es la más
abundante de pastos y sementeras, y para darse todo género de ganado y plantas
que se puede pintar; mucha y muy linda madera para hacer casas, infinidad otra
de leña para el servicio dellas, y las minas riquísimas de oro, y toda la
tierra está llena dello, y donde quiera que quisieren sacarlo allí hallarán en
qué sembrar y con qué edificar y agua, leña y yerba para sus ganados, que
parece la crió Dios a posta para poderlo tener todo a la mano”
martes, 11 de septiembre de 2012
martes, 4 de septiembre de 2012
ARREPENTIMIENTO PARA VIDA
"¡De
manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
Hechos 11: 18.
Uno de los mayores obstáculos que
haya tenido que superar jamás la religión cristiana, fue la idea de que la
salvación (y Jesús) es solo para la gente buena que va a la iglesia. En el comienzo esta idea provenía del mismo
pueblo judío. Ellos creían que la salvación era exclusiva de ellos. Hoy en día
son los habitantes del mundo quienes creen que para llegar al cielo se debe
asistir a la iglesia. Pero la verdad es que el Señor no vino a llamar a justos,
sino a pecadores, al arrepentimiento.
Muchas personas se sienten lo
suficiente buenas personas porque no han matado, ni robado, y a la vez no
sienten que necesitan la salvación ni el arrepentimiento. Viven un estilo de
vida que les acomoda. Creen que la vida cristiana es un sin numero de
privaciones sin sentido impuesta más por los hombres que por Dios mismo. Si a
eso le sumamos la hipocresía que ven en muchos “religiosos”, no sienten ninguna
motivación a atender el llamado al
arrepentimiento que hace Jesus.
Bendigamos a Dios porque nosotros
estamos libres de las ataduras que le impiden al mundo escuchar la voz del
Señor y ver la verdadera condición de pecado en que vive. Bendigamos a Jesús
porque el dio vista a nuestros ojos y nos ha permitido oír su voz.
Nuestro tema de hoy es “El
Arrepentimiento Para Vida”.
Antes de comenzar, primero,
consideraremos ciertos FALSOS ARREPENTIMIENTOS. Voy a comenzar haciendo esta
observación: que espantarse bajo el sonido del Evangelio no es
"arrepentimiento." Hay muchas personas que cuando oyen un fiel sermón
evangélico, permanecen agitadas y conmovidas. Mediante un cierto poder que acompaña
a la Palabra, Dios da testimonio de que se trata de Su propia Palabra, y
provoca en aquellos que la oyen un cierto temblor involuntario, en otras
oportunidades lágrimas o profundas depresiones espirituales. Muy similar a lo
que sucedió con los muros de Jericó cuando cayeron al sonido de las bocinas. El
espantarse ante la palabra de Dios es más prueba de su fuerza que del genuino
arrepentimiento de quien la escucha.
Un ejemplo de esto, es la
respuesta de Agripa ante la presentación de la conversión de Pablo. Agripa dijo:
“Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano”. Cuantas personas
(tal vez ahora piensas en algún amigo o familiar) les has predicado el
evangelio y por poco son persuadidas de convertirse de sus caminos. No están
del todo convencidos. Por poco están vivos, pero aun siguen muertos.
Con todo es posible que algunos
se arrepientan de corazón, se humillen ante Dios, confiesen sus pecados,
renuncien a sus pecados, cambien su estilo de vida, pero pasado un tiempo o
quitada la tribulación que los hizo acercarse a Dios, vuelven a lo mismo, como
el perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el chiquero. Como
una dieta de noviembre que en marzo se olvida.
No se engañen, hermanos míos, en
este punto; examínense para comprobar si andan en fe; pregúntense si tienen el
"arrepentimiento para vida"; pues podrían andar humillados por un
tiempo, y, sin embargo, no arrepentirse nunca delante de Dios. Si hasta Judas se
arrepintió de haber traicionado a Jesús, pero eso no lo hizo salvo. Pueden ver
lo que este hombre hizo. Él pecó, confesó su error, y devolvió el oro; sin
embargo, después de eso, fue un réprobo. ¿Acaso no nos pone a temblar esto?
Pueden ver cuán posible es ser una buena imitación de un autentico cristiano, que
casi podríamos engañar a todo el mundo, menos a Dios.
Ahora hagamos algunas
observaciones sobre EL VERDADERO ARREPENTIMIENTO, y los signos mediante los
cuales podremos discernir si contamos con ese "arrepentimiento" que
es "para vida".
Antes que nada, permítanme
corregir uno o dos errores que aquellos que están viniendo a Jesucristo cometen
con frecuencia. Uno es que creen a menudo que deberían experimentar profundas,
horribles y pavorosas manifestaciones de terror ante la ley y la idea del
infierno antes de que se pueda decir que se arrepintieron. Algo así como desear
haber venido a los pies de Jesús de lo más bajo para que su arrepentimiento
tenga más fuerza y autenticidad.
El "arrepentimiento" es
un odio al pecado; consiste en apartarse del pecado con la firme determinación, en la fuerza de Dios, de
abandonarlo. Es posible que un hombre se arrepienta sin que tenga
necesariamente que sufrir un gran terremoto en su vida sumado a truenos, relámpagos y llamaradas del
infierno a su alrededor.
Un hombre puede arrepentirse
enteramente por medio de la voz de la misericordia de Jesús. A otros acomete
con el martillo grueso de la ira venidera; a algunos abre con la ganzúa de la
gracia, y a otros con la palanca de hierro de la ley.
Puede haber muchas formas de
llegar allí, pero la pregunta es: ¿has llegado allí? ¿Te encuentras allí?
Sucede con frecuencia que el Señor no está en la tempestad ni en el terremoto,
sino la "brisa apacible y delicada."
Amados, permítanme decirles que
no hay ningún grado ideal de "arrepentimiento" que sea necesario para
la salvación. Ustedes saben que hay grados de fe, y sin embargo la mínima fe
salva; también hay grados de arrepentimiento, y el mínimo arrepentimiento, si
es sincero, salvará al alma.
La Biblia dice: "El que
creyere será salvo"; y cuando dice eso, incluye el grado más pequeño de
fe. También cuando dice: "Arrepentíos y convertíos para que sean borrados
vuestros pecados," incluye al hombre que tiene el grado más bajo de
arrepentimiento real. El arrepentimiento, además, no es nunca perfecto en
ningún hombre en este estado mortal.
Nunca alcanzaremos la fe perfecta
que esté enteramente libre de dudas; y nunca alcanzaremos el arrepentimiento
que sea libre de alguna dureza de corazón. El más sincero arrepentido que
conozcan se sentirá parcialmente no arrepentido del todo. Y es que el
arrepentimiento es también un acto continuo durante toda la vida. Crecerá
continuamente. Yo creo que un cristiano en su lecho de muerte se arrepentirá
más amargamente de lo que jamás lo hizo. Arrepentirse es algo que ha de hacerse
durante toda la vida. Pecar y arrepentirse, pecar y arrepentirse, resume la
vida de un cristiano. Arrepentirse y creer en Jesús, arrepentirse y creer en
Jesús, conforma la consumación de su felicidad.
Si, entonces, Dios te ha dado el
mínimo arrepentimiento, y es un arrepentimiento sincero, alábalo por ello, y
espera que ese arrepentimiento crezca más y más profundamente conforme sigas
adelante.
Les he dado estas
consideraciones, entonces, como inicio del tema. Y ahora ustedes preguntarán:
¿cuáles son los signos del verdadero "arrepentimiento" a los ojos de
Dios?
1. El arrepentimiento verdadero viene acompañado de pena. Nadie se
arrepiente jamás del pecado sin sentir algún tipo de tristeza a la vez. Puede
ser más o menos intensa, de acuerdo a la manera en que Dios les llama, y a su
previa manera de vida; pero debe haber alguna tristeza. No nos importa cuándo
llega, pero en algún momento o en otro debe llegar, o no sería el
arrepentimiento de un cristiano. ¿Que cristiano al recordar su pecado en contra
del Señor no ha llorado amargamente?
2. El arrepentimiento verdadero debe ser
consistente y duradero. No podemos arrepentirnos a las 10:00 de la mañana y
a las 12:00 estar peleando con el vecino. El verdadero arrepentimiento cambia
las conductas pecaminosas y no tiene fecha de vencimiento.
3. El arrepentimiento verdadero nos hace odiar
el pecado y amar la voluntad de Dios. ¿Acaso podrías decir que estas
arrepentido de tus pecados y aceptar el aborto? “Apartaos de mi todos los
hacedores de iniquidad” podría ser podría ser lo que mejor refleje tu nueva
mirada hacia el pecado, y “tu ley es mi delicia” lo que sientas en tu corazón
por la Biblia.
4. El arrepentimiento verdadero nos hace
querer enmendar nuestro error. Como Zaqueo dijo: “He aquí, Señor, la mitad
de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo
devuelvo cuadruplicado” Cuando el arrepentimiento es verdadero, no basta con
decir “perdóname” con tono de limosna, sino que hay un mover a enmendar el daño
producido y aun un poco más. El buen árbol se conoce por los buenos frutos.
5. El arrepentimiento verdadero no es
apropósito del castigo. ¿Ustedes creen que se arrepentirían de sus pecados
si no hubiese un castigo delante ustedes? ¿O se arrepienten porque saben que
serán castigados para siempre si permanecieran en sus pecados? Supongan que les
dijera que no existe el infierno; que, si quisieran, podrían blasfemar; y, si
quisieran, podrían vivir sin Dios. Supongan que no hubiere recompensa para la
virtud, y no hubiere castigo para el pecado, ¿cuál elegirían? No apartes tu
rostro Señor.
6. El arrepentimiento verdadero nos hace ver
la cruz como el lugar donde “yo” debí haber estado. La Cruz nos hace ser
profundamente agradecidos del sacrificio de Jesús y nos hace apreciar aun más
el don de la salvación. Isaías 53:5 dice “Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre
él, y por su llaga fuimos nosotros curados” y en Lucas 23:41 vemos “Nosotros, a
la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos;
mas éste ningún mal hizo” Nunca sabremos de verdad cual debió haber sido el
castigo de nuestros pecados, nunca viviremos la humillación, la soledad y dolor
que eso significaría para nosotros.
7. El arrepentimiento verdadero nos hace ver
nuestro pecado con vergüenza: Porque aun nos resulta vergonzoso hablar de
los hechos del pasado de nuestra vida, cuando caminábamos en tinieblas, antes
de la luz admirable. Es como si quisiéramos arrancar ciertas paginas de nuestro
álbum fotográfico que nos recuerdan otra vida, hoy tan lejana y perdida.
Bien, ahora, ¿qué dicen ustedes?
Si aun no has alcanzado el
arrepentimiento que asegura tu salvación, debes saber que el arrepentimiento no
es un acto mecánico, producto de tu fuerza de voluntad, es, por la gracia de
Dios, creyendo, creyendo y pensando en Jesús. Si vieras el costado sangrante,
la corona de espinas, las lágrimas de angustia; si tuvieras una visión de todo
lo que Cristo sufrió, no tengo dudas que te volverías a Él en arrepentimiento.
Entonces, amado amigo, si
quisieras tener "arrepentimiento", este es mi mejor consejo para ti:
mira a Jesús. Y que el bendito Dador de todo "arrepentimiento para
salvación" te guarde de los falsos arrepentimientos que he descrito, y te
dé ese "arrepentimiento" que existe para vida.
domingo, 2 de septiembre de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)