martes, 4 de septiembre de 2012

ARREPENTIMIENTO PARA VIDA




"¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! Hechos 11: 18.

 

Uno de los mayores obstáculos que haya tenido que superar jamás la religión cristiana, fue la idea de que la salvación (y Jesús) es solo para la gente buena que va a la iglesia.  En el comienzo esta idea provenía del mismo pueblo judío. Ellos creían que la salvación era exclusiva de ellos. Hoy en día son los habitantes del mundo quienes creen que para llegar al cielo se debe asistir a la iglesia. Pero la verdad es que el Señor no vino a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

Muchas personas se sienten lo suficiente buenas personas porque no han matado, ni robado, y a la vez no sienten que necesitan la salvación ni el arrepentimiento. Viven un estilo de vida que les acomoda. Creen que la vida cristiana es un sin numero de privaciones sin sentido impuesta más por los hombres que por Dios mismo. Si a eso le sumamos la hipocresía que ven en muchos “religiosos”, no sienten ninguna motivación a  atender el llamado al arrepentimiento que hace Jesus.

Bendigamos a Dios porque nosotros estamos libres de las ataduras que le impiden al mundo escuchar la voz del Señor y ver la verdadera condición de pecado en que vive. Bendigamos a Jesús porque el dio vista a nuestros ojos y nos ha permitido oír su voz.

Nuestro tema de hoy es “El Arrepentimiento Para Vida”.
 
Antes de comenzar, primero, consideraremos ciertos FALSOS ARREPENTIMIENTOS. Voy a comenzar haciendo esta observación: que espantarse bajo el sonido del Evangelio no es "arrepentimiento." Hay muchas personas que cuando oyen un fiel sermón evangélico, permanecen agitadas y conmovidas. Mediante un cierto poder que acompaña a la Palabra, Dios da testimonio de que se trata de Su propia Palabra, y provoca en aquellos que la oyen un cierto temblor involuntario, en otras oportunidades lágrimas o profundas depresiones espirituales. Muy similar a lo que sucedió con los muros de Jericó cuando cayeron al sonido de las bocinas. El espantarse ante la palabra de Dios es más prueba de su fuerza que del genuino arrepentimiento de quien la escucha.

Un ejemplo de esto, es la respuesta de Agripa ante la presentación de la conversión de Pablo. Agripa dijo: “Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano”. Cuantas personas (tal vez ahora piensas en algún amigo o familiar) les has predicado el evangelio y por poco son persuadidas de convertirse de sus caminos. No están del todo convencidos. Por poco están vivos, pero aun siguen muertos.

Con todo es posible que algunos se arrepientan de corazón, se humillen ante Dios, confiesen sus pecados, renuncien a sus pecados, cambien su estilo de vida, pero pasado un tiempo o quitada la tribulación que los hizo acercarse a Dios, vuelven a lo mismo, como el perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el chiquero. Como una dieta de noviembre que en marzo se olvida.

No se engañen, hermanos míos, en este punto; examínense para comprobar si andan en fe; pregúntense si tienen el "arrepentimiento para vida"; pues podrían andar humillados por un tiempo, y, sin embargo, no arrepentirse nunca delante de Dios. Si hasta Judas se arrepintió de haber traicionado a Jesús, pero eso no lo hizo salvo. Pueden ver lo que este hombre hizo. Él pecó, confesó su error, y devolvió el oro; sin embargo, después de eso, fue un réprobo. ¿Acaso no nos pone a temblar esto? Pueden ver cuán posible es ser una buena imitación de un autentico cristiano, que casi podríamos engañar a todo el mundo, menos a Dios.

Ahora hagamos algunas observaciones sobre EL VERDADERO ARREPENTIMIENTO, y los signos mediante los cuales podremos discernir si contamos con ese "arrepentimiento" que es "para vida".

Antes que nada, permítanme corregir uno o dos errores que aquellos que están viniendo a Jesucristo cometen con frecuencia. Uno es que creen a menudo que deberían experimentar profundas, horribles y pavorosas manifestaciones de terror ante la ley y la idea del infierno antes de que se pueda decir que se arrepintieron. Algo así como desear haber venido a los pies de Jesús de lo más bajo para que su arrepentimiento tenga más fuerza y autenticidad.

El "arrepentimiento" es un odio al pecado; consiste en apartarse del pecado con la firme  determinación, en la fuerza de Dios, de abandonarlo. Es posible que un hombre se arrepienta sin que tenga necesariamente que sufrir un gran terremoto en su vida  sumado a truenos, relámpagos y llamaradas del infierno a su alrededor.

Un hombre puede arrepentirse enteramente por medio de la voz de la misericordia de Jesús. A otros acomete con el martillo grueso de la ira venidera; a algunos abre con la ganzúa de la gracia, y a otros con la palanca de hierro de la ley.  

Puede haber muchas formas de llegar allí, pero la pregunta es: ¿has llegado allí? ¿Te encuentras allí? Sucede con frecuencia que el Señor no está en la tempestad ni en el terremoto, sino la "brisa apacible y delicada."

Amados, permítanme decirles que no hay ningún grado ideal de "arrepentimiento" que sea necesario para la salvación. Ustedes saben que hay grados de fe, y sin embargo la mínima fe salva; también hay grados de arrepentimiento, y el mínimo arrepentimiento, si es sincero, salvará al alma.

La Biblia dice: "El que creyere será salvo"; y cuando dice eso, incluye el grado más pequeño de fe. También cuando dice: "Arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados," incluye al hombre que tiene el grado más bajo de arrepentimiento real. El arrepentimiento, además, no es nunca perfecto en ningún hombre en este estado mortal.

Nunca alcanzaremos la fe perfecta que esté enteramente libre de dudas; y nunca alcanzaremos el arrepentimiento que sea libre de alguna dureza de corazón. El más sincero arrepentido que conozcan se sentirá parcialmente no arrepentido del todo. Y es que el arrepentimiento es también un acto continuo durante toda la vida. Crecerá continuamente. Yo creo que un cristiano en su lecho de muerte se arrepentirá más amargamente de lo que jamás lo hizo. Arrepentirse es algo que ha de hacerse durante toda la vida. Pecar y arrepentirse, pecar y arrepentirse, resume la vida de un cristiano. Arrepentirse y creer en Jesús, arrepentirse y creer en Jesús, conforma la consumación de su felicidad.

Si, entonces, Dios te ha dado el mínimo arrepentimiento, y es un arrepentimiento sincero, alábalo por ello, y espera que ese arrepentimiento crezca más y más profundamente conforme sigas adelante.

Les he dado estas consideraciones, entonces, como inicio del tema. Y ahora ustedes preguntarán: ¿cuáles son los signos del verdadero "arrepentimiento" a los ojos de Dios?

1.       El arrepentimiento verdadero  viene acompañado de pena. Nadie se arrepiente jamás del pecado sin sentir algún tipo de tristeza a la vez. Puede ser más o menos intensa, de acuerdo a la manera en que Dios les llama, y a su previa manera de vida; pero debe haber alguna tristeza. No nos importa cuándo llega, pero en algún momento o en otro debe llegar, o no sería el arrepentimiento de un cristiano. ¿Que cristiano al recordar su pecado en contra del Señor no ha llorado amargamente?

2.       El arrepentimiento verdadero debe ser consistente y duradero. No podemos arrepentirnos a las 10:00 de la mañana y a las 12:00 estar peleando con el vecino. El verdadero arrepentimiento cambia las conductas pecaminosas y no tiene fecha de vencimiento.

3.       El arrepentimiento verdadero nos hace odiar el pecado y amar la voluntad de Dios. ¿Acaso podrías decir que estas arrepentido de tus pecados y aceptar el aborto? “Apartaos de mi todos los hacedores de iniquidad” podría ser podría ser lo que mejor refleje tu nueva mirada hacia el pecado, y “tu ley es mi delicia” lo que sientas en tu corazón por la Biblia.

4.       El arrepentimiento verdadero nos hace querer enmendar nuestro error. Como Zaqueo dijo: “He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” Cuando el arrepentimiento es verdadero, no basta con decir “perdóname” con tono de limosna, sino que hay un mover a enmendar el daño producido y aun un poco más. El buen árbol se conoce por los buenos frutos.

5.       El arrepentimiento verdadero no es apropósito del castigo. ¿Ustedes creen que se arrepentirían de sus pecados si no hubiese un castigo delante ustedes? ¿O se arrepienten porque saben que serán castigados para siempre si permanecieran en sus pecados? Supongan que les dijera que no existe el infierno; que, si quisieran, podrían blasfemar; y, si quisieran, podrían vivir sin Dios. Supongan que no hubiere recompensa para la virtud, y no hubiere castigo para el pecado, ¿cuál elegirían? No apartes tu rostro Señor.

6.       El arrepentimiento verdadero nos hace ver la cruz como el lugar donde “yo” debí haber estado. La Cruz nos hace ser profundamente agradecidos del sacrificio de Jesús y nos hace apreciar aun más el don de la salvación. Isaías 53:5 dice “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” y en Lucas 23:41 vemos “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo” Nunca sabremos de verdad cual debió haber sido el castigo de nuestros pecados, nunca viviremos la humillación, la soledad y dolor que eso significaría para nosotros.

7.       El arrepentimiento verdadero nos hace ver nuestro pecado con vergüenza: Porque aun nos resulta vergonzoso hablar de los hechos del pasado de nuestra vida, cuando caminábamos en tinieblas, antes de la luz admirable. Es como si quisiéramos arrancar ciertas paginas de nuestro álbum fotográfico que nos recuerdan otra vida, hoy tan lejana y perdida.

 

Bien, ahora, ¿qué dicen ustedes?

Si aun no has alcanzado el arrepentimiento que asegura tu salvación, debes saber que el arrepentimiento no es un acto mecánico, producto de tu fuerza de voluntad, es, por la gracia de Dios, creyendo, creyendo y pensando en Jesús. Si vieras el costado sangrante, la corona de espinas, las lágrimas de angustia; si tuvieras una visión de todo lo que Cristo sufrió, no tengo dudas que te volverías a Él en arrepentimiento.

Entonces, amado amigo, si quisieras tener "arrepentimiento", este es mi mejor consejo para ti: mira a Jesús. Y que el bendito Dador de todo "arrepentimiento para salvación" te guarde de los falsos arrepentimientos que he descrito, y te dé ese "arrepentimiento" que existe para vida.

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