martes, 19 de junio de 2012

El llamado a servir

"Ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad. Pero no usen esta libertad para dar rienda suelta a sus instintos. Más bien sírvanse los unos a los otros por amor" Gálatas 5:13 DHH El Señor Jesús mandó que nos sirvamos unos a otros, pero obedecer esta orden con humildad no resulta fácil. Sí, hay momentos en que nos gusta ayudar a los demás. Pero el servicio que implica sacrificio, especialmente a alguien que consideramos indigno, es mucho más difícil de realizar. ¿Qué significa servir? Medite en el ejemplo de Cristo. Él renunció a todo para vivir entre nosotros, sometiéndose a la deshonra y a la fragilidad humana. Y amó incluso a quienes lo rechazaron. Piense en cómo se humilló a sí mismo al lavar los pies de los discípulos en la Pascua. Esta era una tarea baja y desagradable, y por eso se le asignaba a un esclavo, muy distante de lo que un rey debe hacer. Sabía incluso que estos hombres lo abandonarían pronto, pero Él les sirvió de todos modos. Finalmente, Cristo dio su vida por nosotros (Ro 5.8). Servir a los demás era su estilo de vida, así que como seguidores suyos, debemos esforzarnos por ser como Él. Por tanto, servir implica primero morir a nuestras actitudes y motivos egoístas. Solamente entonces podremos vivir para glorificar a Cristo. Jesús dijo que los mandamientos más grandes son amar a Dios con todo el corazón, y amar a los demás (Mt 22.37-39). Irónicamente, es solo cuando servimos humildemente a los demás, que experimentamos la plenitud de Dios en nuestras vidas. Muchos tratan de alcanzar la felicidad esforzándose por ver realizados sus deseos. ¿Cuál es el resultado? Personas cansadas e insatisfechas. El verdadero contentamiento se tiene solo cuando caminamos muy cerca de Jesús y Él nos enseña dónde podemos humillarnos para ocuparnos de los demás.

domingo, 17 de junio de 2012

Como convertirse en un padre exitoso

"Hijos, obedezcan a sus padres como agrada al Señor, porque esto es justo. El primer mandamiento que contiene una promesa es este: "Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra." y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien eduquen los con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor" Efesios 6:1-4 DHH Ningún padre es perfecto. Pero con la guía del Espíritu Santo, la Biblia y mentores consagrados, un hombre puede convertirse en un padre exitoso si decide guiar a sus hijos en las siguientes áreas: • Espiritualidad. Ayude a sus hijos a poner su fe en Jesucristo lo más pronto posible, y crecerán sabiendo que Él debe estar en el centro de todo lo que hacen. • Moralidad. En los hogares donde se practica la honestidad, la pureza y la fidelidad, los hijos aprenden a valorar la integridad y a escuchar su conciencia. • Relaciones. Enseñar acerca del amor, respeto y estímulo mutuo, es una buena preparación para las amistades y el matrimonio. • Vocación. Sea un ejemplo de cooperación y de un trabajo hecho "de todo corazón, como para el Señor y no para los hombres" (Col 3.23), y sus hijos adquirirán una sana ética del trabajo. • Finanzas. Enseñe a sus hijos a manejar el dinero: ganarlo con honestidad, dar generosamente, ahorrar inteligentemente y disfrutarlo con alegría (1 Ti 6.17). • Autoridad. A menos que los niños aprendan a actuar correctamente bajo la autoridad--de sus padres, la escuela, la iglesia y el gobierno--pueden volverse fácilmente unos rebeldes. Los niños notan cuando hay una desconexión entre la conducta y las palabras, y por eso es esencial darles un buen ejemplo. La manera de edificar principios en la vida de un niño, es por medio del precepto (la enseñanza) y la práctica (el ejemplo). Los niños observan si nuestras acciones se compaginan con nuestras palabras. Por eso, cada día es una oportunidad para enseñarles lecciones sobre la vida.

miércoles, 6 de junio de 2012

Venza el sentimiento de incompetencia

Leer | 2 CORINTIOS 2.14-17 Aninguna persona le agrada experimentar sentimientos de incompetencia, pero debemos aprender a manejarlos, ya que nadie puede evitarlos de forma permanente. Pero, lamentablemente, hay quienes piensan que son incapaces de dar la talla. Para algunos, esto puede deberse a experiencias de la infancia que afectaron negativamente su autoestima. Para otros, el problema radica en fracasos en el trabajo, relaciones interpersonales, matrimonio, crianza de los hijos, etc. El aspecto que Pablo trata en el pasaje de hoy es nuestra vida cristiana. Hace una pregunta que apunta a una inseguridad común: "Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?" (v. 16). ¿Alguna vez ha evitado usted servir al Señor en maneras que desafían su agradable rutina? Si es así, probablemente ha desaprovechado una gran oportunidad para vencer los sentimientos de insuficiencia. Él ha prometido llevarnos "en triunfo en Cristo Jesús" (v. 14), pero a menos que le creamos a Él y demos un paso de fe, jamás experimentaremos la vida que Él ha pensado para nosotros. Sentirse incompetente no es pecado, pero utilizarlo como excusa sí lo es. Cuando el Señor le desafíe a hacer algo que usted sienta que está más allá de sus capacidades, tiene dos opciones: poner su mirada en Cristo y seguir adelante en victoria, o centrarse en sí mismo y retirarse en derrota. Es, en realidad, una cuestión de fe. Dios nunca le pediría que hiciera algo sin capacitarle. Esto no significa necesariamente que usted lo hará de manera perfecta, pero cada paso de obediencia es una victoria. La alternativa es jugar a lo seguro, pero entonces se perderá de lo mejor que tiene Dios para su vida.