Leer | JOSUÉ
1.6-8
28 de
enero de 2013
El temor
esclaviza. La ansiedad puede distorsionar toda nuestra perspectiva, hasta hacernos
vivir con una sensación constante de desasosiego. Pero el temor no corresponde
con los hijos del Dios vivo, quien ha prometido cuidar de nosotros y hacer que
todas las cosas obren para nuestro bien. Si elegimos vivir con temor, entonces
al final de la vida desearemos haber confiado más en Dios. En vez de vivir de
una manera que nos lleve a lamentarnos después, podemos ser libres de nuestros
temores ahora mismo.
- Identifique sus temores específicos, y dispóngase a
enfrentarlos. Se nos hará
difícil entender nuestras ansiedades, si no reconocemos la raíz esencial
de todo temor. Es cierto que existen muchas razones para sentir temor,
pero en última instancia, la raíz de toda nuestra preocupación es la duda
en cuanto a la soberanía de Dios. Él tiene el control de todas las cosas,
y nosotros estamos bajo su poder, su auxilio y su protección cada momento
de nuestra vida. Por tanto, el temor queda destruido ante la verdad del
control omnipotente del Señor.
- Enfóquese en el Señor, en vez del temor. Cuando entendemos que estamos en la mano de nuestro
todopoderoso, omnisciente y amoroso Padre celestial, la decisión de
reenfocarnos en Él se vuelve más fácil. Pero tenemos que tomar esta
valiente decisión cada vez que enfrentemos sentimientos de ansiedad.
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