Autor: Lenin Balbiano Nasiff
Texto bíblico: Hebreos
12: 1-29
Propósito: Conocer la
carrera que debemos correr y cómo debemos correrla, advertir contra el abandono de la carrera
y advertir a no desechar el mensaje divino ni al que lo entrega. Hacer
un llamado a soportar la disciplina de Dios y una exhortación a la conducta
cristiana
1.- ¿Cómo correr la carrera?
2.- Advertencias contra el abandono de la carrera
3.- Advertencias a no desechar al que habla.
Introducción:
Contexto histórico y
bíblico:
Como ya hemos
dicho en otra ocasión, aunque algunos
atribuyen la autoría del libro de Hebreos al
apóstol Pablo, otros a Lucas, Apolos, Bernabé, Silas, Felipe, Aquila o
Priscila, la verdadera identidad del
autor sigue siendo un enigma, pero al margen de quién haya escrito el texto,
como hijos de Dios creemos fielmente que
fue el Espíritu Santo de Dios, el divino
autor de toda la Escritura tal como lo indica (2 Timoteo 3:16). Por lo tanto,
el libro de Hebreos posee la misma autoridad canónica que los otros
sesenta y cinco libros de la Biblia
La fecha exacta de la escritura del libro no se ha definido,
pero basándose en una evidencia interna
como el hecho de que Timoteo estaba vivo
en ese tiempo y la ausencia de
cualquier evidencia que mostrara el fin del sistema sacrificial del Antiguo
Testamento que ocurrió con la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C., se supone
que el libro fue escrito aproximadamente entre el año 65 y 70 d.C.
El libro de Hebreos fue escrito para los creyentes hebreos,
no sólo para los de raza sino los que heredaron la promesa también es decir a
los judíos convertidos al cristianismo y
a los gentiles de ese tiempo y de todos
los venideros. El propósito era enseñarles
a no comportarse o seguir los rituales dela ley judía pues muchos de
los primeros judíos creyentes, estaban volviendo a caer en los ritos y rituales
del judaísmo, a fin de escapar de la creciente persecución. Esta carta es una
exhortación para que estos creyentes perseguidos continuaran y permanecieran
firmes en la gracia y la fe de nuestro
Señor Jesucristo.
Por lo tanto todos los destinatarios, no deberían exhibir o
tener la menor duda de la gracia recibida y menos pensar en volver ya fuera a
los sacrificios antiguos del judaísmo o a los del paganismo. Todos los héroes
de la fe fueron un preámbulo del verdadero ejemplo de la fe, pero ahora existe
un mejor ejemplo a imitar, uno más
perfecto y superior que es Cristo. Su vida y sufrimiento le han dado el merecido título de Autor y consumador de la Fe.
1.- ¿Cómo correr la
carrera? (Hebreos 12:1-17)
Palabras destacadas:
1.1.- Testigos (He 12:1) Del griego (µαρτυρων) martyron =
Uno que ha visto, oído y realizado algo mientras sufre al mismo tiempo. Nos
explica el concepto de experto bien calificado para emitir una opinión,
calificación o juicio respecto de un tema particular. Estos testigos son los héroes de la fe que la
biblia nos enseña.
1.2.- Peso (He 12:1)
Del griego (ογκον) onkos= Se refiere a un bulto o masa cuyo peso se puede
sentir. La preocupación del corredor griego no era solo si algo era moral o
inmoral sino como eso afectaría su carrera.
De igual forma los creyentes debemos no sólo conducirnos bajo la
disyuntiva de la moralidad de nuestros actos, sino de su trascendencia y
efectos en nuestras vidas.
1.3.-Carrera (He 12:1) La palabra común griega para carrera
es (δρομος) dromos, pero en esta ocasión
el autor utiliza la palabra Del griego
(αγωνα) ágona = vocablo del cual se deriva la
palabra agonía y otras traducciones tales como conflicto, solicitud,
combate y batalla. La exhortación bíblica nos enseña a que corramos carrera no
cómo quién da una vuelta por la cancha o el estadio o como quien practica un deporte, debemos
correrla como si en ella se nos fuera la
vida, pues en estricto rigor no tendremos otra para correr. No habrá una
segunda oportunidad ni repechaje.
1.4.- Puestos los ojos en Jesús (He 12:2) Del griego (αφορωντες) Aphorontes que es la
combinación de Apo = lejos y horao = ver. Implica la atención no dividida, es
decir, alejar la mirada de toda distracción a fin de contemplar un objeto. Esto
implica que Cristo debe ser el único
OBJETO Y SUJETO de nuestra Fe. En el contexto deportivo Cristo es la
meta en la cual cada corredor fija su vista esperando alcanzarla. ¿Tenemos
nuestra vista fija en Cristo o existen cosas que desvían nuestra visión y nos distraen de la salvación y el propósito
de Dios?
1.5.- Disciplina (He 12: 5-11) Del griego (παιδεια) Paideia
= Formación dada a un niño incluyendo la
instrucción, pero también se aplica a la corrección y castigo como parte de la
disciplina misma. La palabra disciplina
aparece ocho veces en el texto, lo cual
nos da un indicio de la importancia que
le asigna el autor, para explicar la
necesidad de que la disciplina divina
forme el carácter obediente de los creyentes ya que por naturaleza el hombre
quiere formarse y mandarse el
mismo.
1.6.- Raíz de amargura (He 12:15) Del griego (ριζα) Priza
= algo oculto a la vista natural. Esta raíz de amargura
representa metafóricamente el espíritu y
la actitud asociados a un inmenso y
profundo odio y resentimiento. Se puede producir por la amargura que se origina como resultado de la
disciplina de Dios en lugar de la humilde sumisión a su voluntad por parte del
creyente. No importa cuanto se amargue
el hombre o se enoje contra Dios, Él
seguirá siendo DIOS de todas formas. La
amargura puede ser en contra de Dios o de otros miembros de la iglesia y tarde
o temprano terminará por corroer y corromper a la persona pues la incapacita
para acercarse a Dios en oración, La
amargura se extiende dentro de una comunidad como un virus y puede corromper a
muchos destruyendo la santidad sin la
cual nadie verá a Dios.
1.7.- Mediador (He 12:24) Del griego (μεσιτης) Mesites = Uno
que está o va entre dos. Proviene de los
vocablos mesos = medio y eimi = ir. Cristo va o está presente siempre entre El Padre y nosotros, de lo contrario no
podríamos acercarnos a Dios por nuestros
propios méritos. Es por esa razón que Cristo es el garante del nuevo y mejor
pacto. (Hebreos 8:6; 9:15; 12:24)
El autor utiliza la figura del anfiteatro y de una carrera
deportiva, dos aspectos tan comunes en
la cultura griega y que fueron muy populares en el tiempo antiguo. De esta manera el autor realiza la
comparación entre el amor y dedicación al deporte con la vida cristiana.
Cuando se refiere a la multitud de espectadores, que forman
una gran nube de testigos, no se refiere al público o gente propia de las
graderías de ese tiempo, sino que se refiere a los santos del antiguo
testamento que observan como cada uno
corre su carrera en la vida cristiana,
El cristiano es como un atleta dentro de esta carrera u
olimpiada de la vida cristiana y por lo tanto debe poner atención, identificar
y despojarse de todas esas acciones o actitudes
que pueden impedir el buen desempeño durante la carrera de la Fe.
Así como el corredor se despoja de sus ropas, el creyente
debe dejar atrás todo peso de pecado que lo asedie, pero así como el corredor
mantiene sus pies firmes y pegados al
suelo, el creyente debe mantener su mirada fija
e intensa en Jesús. Él es nuestra meta a alcanzar, nuestro objetivo,
nuestra máxima. El supremo ejemplo de cada creyente en cuanto a la
perseverancia cristiana
Cristo sufrió gran
oposición de hombres pecadores, pero no importa cuánto padezcamos, aún no hemos combatido hasta la muerte por el evangelio como lo hicieron los
primeros cristianos. Todo cristiano debe sentirse honrado al ser disciplinado por DIOS, una
vida sometida al entrenador perfecto, quien conoce mejor que ningún otro hasta
dónde podemos resistir en su
entrenamiento.
2.- Advertencia contra el abandono de la carrera (Hebreos
12:12-17)
El autor entrega también una palabra de ánimo y exhortación
a fin de provocar un cambio de actitud.
Tal cual como debe hacerlo un
atleta, es decir, levantar sus manos y
sus rodillas para aumentar su velocidad y optimizar su rendimiento, así
también los cristianos debemos levantar
las manos caídas y las rodillas
paralizadas.
La importancia de las manos
y brazos en la carrera es primordial pues proveen estabilidad a todo el
cuerpo a la vez que potencian el efecto
del movimiento de las piernas optimizando el gasto energético y
contribuyendo a la recuperación, pues de lo contrario el corredor perdería el
equilibrio y podría caer al suelo o fatigarse de manera extrema.
La importancia de las piernas es vital pues ellas
proveen la fuerza y producen el desplazamiento, mediante las
fases de apoyo, empuje y recuperación.
Mientras más se levanten las rodillas, mayor es la amplitud del recorrido de la
pierna, con lo cual la distancia recorrida y
la recuperación aumentan y por ende la velocidad del atleta.
En términos espirituales
debemos entender que levantar las manos y las rodillas paralizadas nos
insta a exaltar el nombre de Dios y
orar, pues la oración y la comunión con Dios nos proveerán una vida equilibrada
y nos llenarán de paz y refrigerio. Un creyente que no alaba a Dios y exalta su nombre y que no ora,
será presa fácil de la fatiga, el agotamiento, el estrés, la depresión, la
amargura, el odio, el
resentimiento, el temor, la ira,
etc. Es decir una vida espiritual,
sentimental y física
desequilibrada. Un creyente que
cae en ese estado de desequilibrio está expuesto a perder las bendiciones y
abundancias de la gracia, cambiando la gloria y la bendición de Dios por lo
humano y material, tal como lo hizo Esaú. (Génesis 25:29-34)
3.- Advertencias contra la apostasía (Hebreos 12:18-29)
El autor entrega una seria advertencia contra la
apostasía pues se trata de un pecado
terrible e imperdonable, sólo comparable con la blasfemia contra el Espíritu
Santo. El apóstata es la persona que
habiendo gustado el don de Espíritu Santo, las maravillas de Dios,
su gracia y el perdón y la salvación
de Jesucristo, decide voluntariamente
retroceder, darle la espalda a Dios
y volver a su vida de pecado. Se
trata de un traidor y blasfemo que se
cambia al equipo contrario a sabiendas de que está abandonando al Dios de la
gloria y a Jesucristo el salvador, por lo cual no le queda otra cosa que esperar el castigo eterno y la ira de Dios.
Cuando Moisés estuvo en el monte Sinaí y recibió las tablas
de pacto, se percibía y vivía un ambiente de santidad sin igual, a
tal punto que nadie podía acercarse a las faldas del monte y vivir, pero eso
sólo era sombra y tipo de lo venidero.
Ahora fuimos acercados a las realidades eternas, las cuales son : La
nueva Jerusalén o ciudad celestial, los millares de ángeles que rodean el trono
de Dios, los seres vivientes, los santos
que han partido a la presencia del Señor y que nos esperan en el cielo y por
supuesto , sobre todos ellos Jesucristo nuestro salvador. Ante tan gloriosa realidad presente y futura, como creyentes no podemos más que
agradecer y gozarnos, en actitud de servicio temor y reverente, porque Dios es
una realidad viva y seria y es fuego consumidor.
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